Si usted, lector/a, tiene un abono con HBO, sepa que esta cadena, canal, plataforma o como quiera que se llame ahora la cosa, le está tratando como un analfabeto en Historia, o como un ignorante a secas. ¿Por qué? Porque HBO, por sí misma o por las presiones gregarias que siempre pesan lo suyo en EE UU, ha descubierto, más de 80 años después de su realización, que Lo que el viento se llevó es “una película racista” y “ofensiva para el colectivo afroamericano” al presentar una imagen normalizada y legítima de la esclavitud en el país norteamericano. Por tanto, primero la retiró de su catálogo, para poco después rectificar y volverla a incluir, pero esta vez con un rótulo explicativo del contexto histórico en que la película se desarrolla. De esta manera, creen en HBO, nadie puede pensar que esto de la esclavitud sigue vigente ni que una película como Lo que el viento se llevó sostiene, ahora mismo, que eso está bien y resulta normal y defendible. Es más, conviene dejar bien claro que la película se realizó en 1938, no sea que algunos se confundan y estimen que es tan reciente como el pan del día. Es decir, que creen que los abonados de HBO no conocen la Historia, ni, mucho menos, saben situar por sí mismos los contextos correspondientes en las películas ni su fecha de realización. Por no saber, tal vez creen que ni sepan que Hattie McDaniel, la inolvidable Mamie al servicio de Scarlett O’Hara, ganó ese año el Oscar a la mejor interpretación secundaria femenina, la primera vez que una actriz de color alcanzaba el galardón.
Si esto de subrayar el contexto va a convertirse en una práctica habitual y normativa de HBO, convendría que aclararan si la explicación se refiere sólo a la mítica película referida, o va a aplicarse a todos los títulos, americanos o no, en que la interacción entre negros y blancos, con su carga de connotaciones racistas y discriminatorias, supone la esencia misma de esos films, siendo que todos y cada uno de ellos tiene un contexto al que acogerse. Suponiendo que este tipo de películas potencialmente conflictivas accedan al catálogo de HBO, y teniendo en cuenta que ese listado puede englobar a centenares de títulos, nos vamos a permitir adelantarles un poco el trabajo y facilitarles el contexto de unos cuantos films, casi al azar, para ir desbrozando un poco el terreno.
En 1958, el siempre bienintencionado Stanley Kramer dirigió una película titulada en España Fugitivos, donde una pareja de presidiarios, negro uno, blanco el otro, encadenados entre sí por unas esposas, huyen de la cárcel, forzosamente unidos. El antagonismo y hasta la animadversión mutua va derivando en un sentimiento de solidaridad, al apercibirse de que ambos son víctimas de un sistema que castiga el fracaso y la disidencia. Los protagonistas eran Tony Curtis y un entonces joven Sidney Poitier, actor de color que empezaba a destacar. Curtis, que cobraba un sueldo adecuado a una estrella en alza, exigió –y consiguió– que Poitier cobrara lo mismo que él. Además, Poitier fue nominado al Oscar de interpretación en ese año. Contexto. Pocos años más tarde, en 1965, una película del muy liberal Sidney Lumet, El prestamista, fue la primera en mostrar un desnudo parcial femenino tras la derogación del Código de Censura Hays. La mujer que enseñaba los pechos al prestamista del título, un judío superviviente de Auschwitz (Rod Steiger) era una actriz… negra, Thelma Oliver, de la cual, ni antes ni después se ha sabido mucho. Contexto.
Monster’s Ball, de 2001, no es una película fácil ni liviana. Entre sus momentos incómodos figura un crispado –aunque liberador– coito interracial entre Halle Berry y Billy Bob Thornton, secuencia que revela en toda su dimensión la soledad y alienación de dos seres frustrados por sus propios entornos, el de una viuda de color en dificultades y un funcionario de prisiones sin horizonte vital. Halle Berry ganó el Oscar de interpretación por esta película. Contexto. Por su parte, Criadas y señoras, película de 2011, se desarrolla en el Mississippi de los años 60, cuando ya no hay esclavitud, pero las relaciones entre las familias de la alta sociedad y sus sirvientas, todas ellas negras, mantienen un claro signo de sometimiento servil. Paralelamente a ello, uno de los aspectos del conflicto se sitúa en las contradicciones de clase entre el mismo colectivo afroamericano. Una de las protagonistas secundarias, la actriz de color Octavia Spencer, ganó un Oscar de interpretación por esta película. Contexto.
Y así, como decíamos al principio, centenares de ejemplos, no sólo en lo referente a la cuestión afroamericana, sino también en lo que concierne a los indios, mexicanos, chinos, árabes, judíos… en fin, todos aquellos que no tienen el imprescindible marchamo de WASP en sus créditos genéticos, y sobre los cuales el cine de Hollywood no cesa de recordar esa diferencia, unas veces con más matices que otras, pero siempre latente. Pero ese celo en machacar el contexto no es una exclusiva de HBO, ya que no dejan de surgir colectivos empeñados en ilustrar al personal más o menos afín a su causa. Para ayudarles está, entre otros, la denominada “Association of Black Women Historians”, que también se ocupa en dejar bien clarito eso del contexto, siempre recordando el memorial de agravios con los que las películas de Hollywood las ha ofendido a lo largo del tiempo. Por cierto, se nos olvidaba: el canal TCM viene emitiendo desde hace tiempo Lo que el viento se llevó sin ningún rótulo ni advertencia, ni explicación de contexto ni nada que se le parezca. Y es que siempre hay díscolos renuentes que se empecinan en no seguir al abanderado, el peor pecado que se pueda cometer, según afirmó el gran, recordado Brassens.
Antonio Sivera
Periodista y Crítico de cine